Estados Unidos y la Unión Europea han respondido a la pandemia de COVID-19 con importantes planes de financiamiento para una recuperación económica.
A pesar de que el cobre ha estado en alta demanda durante mucho tiempo y ocupa el tercer lugar como el metal más utilizado en la Tierra, se prevé que la demanda del elemento aumente exponencialmente en los próximos años a medida que el mundo transiciona hacia fuentes de energía más verdes.
Debido a que los sistemas de energía eléctrica dependen en gran medida del cobre, hay preocupación de que el suministro no pueda mantenerse al ritmo de la demanda.
El papel del cobre en la energía renovable
Si el mundo se va a transicionar hacia la energía renovable y cumplir con las estrategias de mitigación del cambio climático de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el cobre será esencial. Desde vehículos eléctricos (EV) hasta energía solar y eólica, la mayoría de las energías limpias requieren cobre.
Según S&P Global, los vehículos eléctricos requieren dos veces y media más cobre que los vehículos de motor de combustión interna. La energía solar y eólica en alta mar requiere de dos a cinco veces más cobre por megavatio de capacidad instalada que la energía generada por carbón y gas natural.
El cobre también jugará un papel vital en la infraestructura necesaria para transportar la energía renovable. Los cables de cobre, inversores y transistores son fundamentales en este proceso debido a la conductividad eléctrica y baja reactividad del metal.
Debido a estos y otros factores, se anticipa que este nuevo mundo, más eficiente en energía, dependerá aún más del cobre.
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¿Cuánto aumentará la demanda de cobre?
Según un informe reciente de S&P Global, se espera que la demanda de cobre se duplique de 25 millones a 50 millones de toneladas métricas entre ahora y 2035. El informe señala que, para 2050, se prevé que esta demanda supere las 53 millones de toneladas métricas, una cifra que supera la cantidad de cobre consumida en todo el mundo entre 1900 y 2021.
Se tiene la meta de que la implementación de sistemas de energía renovable represente una parte importante de este aumento de la demanda. Según el informe de S&P Global, se espera que el cobre necesario para vehículos eléctricos, energía solar y eólica, además de las baterías, se triplique para mediados de la próxima década.
Además de S&P Global, el informe global sobre perspectivas de cobre de BloombergNEF espera que la demanda aumente más del 50 por ciento entre ahora y 2040. Se espera que la demanda de actividades de transición energética (es decir, energía limpia, transporte electrificado e infraestructura) y usos tradicionales de cobre (como construcción y fabricación de equipos de calefacción y refrigeración) crezca anualmente un cuatro por ciento y un 1.5 por ciento, respectivamente, en el mismo periodo.
Como resultado de este aumento de la demanda de nuevas fuentes de uso del cobre, se prevé que el transporte supere a la construcción como el mayor usuario de cobre para fines de la década actual. Hace diez años, la demanda de cobre para aplicaciones de transporte era inferior a la mitad que para la construcción; para finales de la próxima década, se espera que sea un tercio mayor.
Escenarios de escasez de cobre
El informe de S&P Global delineó dos escenarios potenciales que podrían predecir la extensión de la escasez de cobre:
- Escenario de camino rocoso. La producción continúa al ritmo actual, lo que causa un déficit de suministro anual de casi 10 millones de toneladas métricas para 2035.
- Escenario de alta ambición. Este escenario optimista implica que las minas aumenten tanto la utilización como el reciclaje. Si bien el déficit sería menor en este escenario, el mercado seguiría estando en déficit de cobre durante la mayoría de la próxima década.
¿Qué cambios pueden ayudar a cumplir con esta mayor demanda?
Aunque los expertos son conscientes del inminente auge en la demanda de cobre, las respuestas para satisfacer esta demanda aún no están claras. Si bien la construcción de nuevas minas de cobre puede ser parte de la solución, se necesitan en promedio 16 años para construir una nueva mina. En la actualidad, los expertos sugieren aumentar tanto la utilización de las minas existentes como el reciclaje como soluciones potenciales para satisfacer una parte de la mayor demanda.
Según Bloomberg, la escasez de cobre podría llevar a precios más altos, lo que a su vez podría reducir la demanda y disminuir el déficit de suministro. Desafortunadamente, esto sucedería en detrimento de los esfuerzos para expandir la energía limpia y el transporte electrificado. Sin embargo, esta trayectoria de la demanda también debería alentar a las empresas a dedicar más recursos a la exploración y descubrimiento de yacimientos de cobre.
También se debe alentar a los gobiernos a explorar estas oportunidades debido al potencial de las regalías mineras. Las instalaciones gubernamentales para el desarrollo de minas podrían ser prometedoras si se adhieren a estrictos estándares ambientales, sin embargo, si los gobiernos solicitan regalías altas, esto podría comprometer la confianza de los inversores y desarrolladores en la nueva producción.
El reciclaje, o producción secundaria, también será clave para satisfacer esta nueva demanda. La producción secundaria, actualmente, cubre la brecha completa de 4.6 millones de toneladas métricas por año entre la producción primaria y la demanda. Si bien los desechos industriales de cobre actualmente son abundantes, la disponibilidad de desechos de consumo es más difícil de predecir y, por lo tanto, más difícil de depender para satisfacer la demanda.