Invertir en infraestructura urbana para bicicletas tiene numerosos beneficios para los residentes de la ciudad y para el medioambiente, tales como menores costos de transporte, reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEIs) y mejoras en la salud pública.
Además, infraestructuras como carriles específicos para bicicletas protegen a los residentes de la ciudad que ya han adoptado el ciclismo como medio de transporte. A medida que las personas de todo el mundo trabajan para minimizar las emisiones de dióxido de carbono (CO2), varios líderes de ciudades están llamando a aumentar la inversión en infraestructura para bicicletas.
Veamos cinco de los beneficios de hacer que las ciudades sean más amigables para las bicicletas.
• Reducción de emisiones de carbono
El transporte es una de las tres fuentes más grandes de emisiones de carbono ya que la quema de combustibles fósiles para el transporte, la calefacción y la electricidad representa la mayor parte de las emisiones.
Los gobiernos y las industrias, como el sector automotriz, están trabajando para reducir las emisiones de transporte adoptando tecnologías como los vehículos eléctricos, pero que las ciudades sean más amigables para los ciclistas y peatones puede tener un impacto aún mayor.
Los vehículos eléctricos tienen una huella de carbono mucho más pequeña durante la etapa de consumo en comparación con sus contrapartes de gasolina o diésel, sin embargo, tienen una huella de carbono mucho más grande que las bicicletas. La producción de baterías para vehículos eléctricos tiene impactos ambientales negativos como la contaminación del aire y la pérdida de biodiversidad. Estas baterías también están hechas de materiales que requieren una extracción intensiva de energía y dañina para el medioambiente, como níquel, litio y cobalto.
La transición hacia una sociedad menos dependiente de los automóviles puede tener un impacto mucho mayor que la transición solo a los vehículos eléctricos. Hacer que las ciudades sean transitables y aptas para bicicletas será clave en esta transición.
• Mejora de la salud pública
Invertir en infraestructura amigable para bicicletas fomenta que los residentes de la ciudad comiencen a utilizar la bicicleta, lo cual tiene numerosos beneficios para la salud.
Investigaciones han demostrado que el ciclismo puede mejorar la salud cardiovascular y reducir el estrés. A medida que más personas comienzan a andar en bicicleta y experimentan estos beneficios para la salud, la salud pública mejora de forma general.
La infraestructura amigable para bicicletas también puede reducir la contaminación del aire, que es una de las mayores amenazas para la salud pública en las principales ciudades. Con menos autos en las vías públicas, la contaminación disminuye y, en consecuencia, la salud respiratoria de los residentes mejora.
Los datos de ciudades amigables para bicicletas muestran que estos beneficios para la salud son reales. Un estudio realizado en más de 30 mil personas que viven en Copenhague,Dinamarca, la ciudad más amigable para las bicicletas en el mundo, reveló que aquellos que se trasladaron en bicicleta al trabajo contaban con un 40 por ciento menos de riesgo de muerte en comparación con aquellos que no lo hacían. Además, los ciclistas tenían menos ausencias laborales al año debido a enfermedades.
• Menos congestión de tráfico
Al construir infraestructura amigable para bicicletas y fomentar que los residentes comiencen a andar en bicicleta, las vías de la ciudad pueden volverse menos congestionadas. Muchas de las ciudades más grandes del mundo experimentan una congestión diaria persistente del tráfico, esto puede significar horas de viaje diario para algunos residentes.
En 2022, los conductores de Estados Unidos perdieron en promedio 51 horas sentados en el tráfico, aunque las grandes ciudades como Los Ángeles y Chicago tienen una congestión de tráfico mayor, ese promedio ha disminuido desde antes de la pandemia.
Con menos autos en las carreteras, los residentes tendrán tiempos de viaje más cortos lo que les brinda tiempo adicional para dedicar a sus prioridades personales o profesionales lo que puede mejorar significativamente la calidad de vida del residente promedio de la ciudad.
Menos tráfico también significa menos emisiones de gases de efecto invernadero (GEIs). Por supuesto, estos beneficios solo se materializarán si los residentes de la ciudad deciden viajar al trabajo en bicicleta. Las ciudades que construyen nueva infraestructura para bicicletas también deben destinar recursos a campañas de divulgación comunitaria que fomenten el ciclismo y eduquen a los habitantes locales sobre prácticas seguras de ciclismo.
• Contribuciones económicas
Hacer que una ciudad sea amigable para las bicicletas puede traer numerosos beneficios económicos a la ciudad. Empresas relacionadas con las bicicletas, como tiendas minoristas, talleres de reparación y tiendas de alquiler, generan nueva actividad económica y crean empleos. Además, las empresas locales pueden beneficiarse de un aumento en las ventas de los negocios ya que los residentes de la ciudad pueden viajar más fácilmente a otros vecindarios.
Los residentes que comienzan a andar en bicicleta también ahorran dinero en combustible y costos de reparación de vehículos. Estos ahorros pueden gastarse en parte en negocios locales, lo que brinda un impulso económico adicional. Además, el valor de las propiedades aumenta cuando un vecindario se vuelve amigable para las bicicletas.
Según un estudio elaborado en 2006 sobre Minneapolis, una de las ciudades más amigables para las bicicletas en Estados Unidos, el valor medio de las viviendas aumentó más de 500 dólares por cada cuarto de milla que estaban ubicadas más cerca de los senderos para bicicletas separados de la carretera.
Una comunidad amigable para las bicicletas también es un gran atractivo para los trabajadores ‘millennials’ y de la Generación Z.
La construcción de infraestructura para bicicletas puede ayudar a las empresas a atraer talento local lo que puede ayudar a estas empresas a prosperar financieramente. Esto será aún más importante en los próximos años ya que se prevé que los ‘millennials’ representen del 50 al 70 por ciento de la fuerza laboral para fines de la década de 2020.
• Carreteras más seguras para todos
La infraestructura para bicicletas no solo hace que el ciclismo sea más seguro, sino que también mejora la seguridad vial para los viajeros que utilizan vehículos motorizados.
En Portland, Oregón, una ciudad muy amigable para las bicicletas, la cantidad de ciclistas en la carretera se cuadruplicó entre 1990 y 2000. Durante este mismo periodo, las defunciones en carretera disminuyeron casi un 50 por ciento. Davis, California, fue una de las primeras ciudades estadounidenses en construir infraestructura amigable para bicicletas y es conocida como la “Capital de la bicicleta de Estados Unidos”. Entre 1996 y 2007, la ciudad solo registró nueve muertes por accidentes de tráfico y ninguno de ellos fue de ciclistas.