Debajo de las calles de Estocolmo, Suecia, se está llevando a cabo un notable esfuerzo de ingeniería. En lo profundo de un angosto y húmedo túnel, una enorme perforadora llamada Elektra tritura incansablemente capas de roca inflexible. Más grande que un rascacielos, esta poderosa máquina ha trabajado incansablemente durante más de tres años y ha alcanzado, ahora, el punto medio de su expedición.
El proyecto de túneles de Estocolmo, parte fundamental de un plan integral para modernizar la red de transmisión de energía, es la clave para impulsar a la ciudad hacia un futuro sostenible y más verde.
Ritmo constante hacia la sostenibilidad
A un ritmo inquebrantable de 70 metros por semana, Elektra está tallando gradualmente un camino subterráneo que revolucionará la envejecida infraestructura eléctrica de Estocolmo.
Este ambicioso proyecto de túneles, que se extiende 13.4 kilómetros desde el próspero suburbio de Danderyd hasta el barrio de clase media de Hammarby Sjöstad, forma parte integral de un plan de 15 mil millones de coronas suecas (1.37 mil millones de dólares) de la red nacional para modernizar y expandir la red de transmisión de energía.
Superando los dilemas del carbono
La finalización de este túnel abordará un desafío apremiante enfrentado no solo por Estocolmo, sino también por ciudades de todo el mundo. A medida que las metrópolis luchan por reducir las emisiones de carbono mediante la electrificación, sus redes existentes tienen dificultades para mantenerse al día con la creciente demanda. Para la finalización del proyecto a finales de 2028, el túnel será un eslabón crucial en la renovación de la infraestructura de la ciudad permitiendo a la ciudad despedirse de sus anticuadas líneas de tendido eléctrico y dar paso a una nueva era de eficiencia energética.
Potenciando un futuro sostenible
Suecia conocida por su abundante generación de energía y su estatus como el mayor exportador de electricidad de Europa en 2022, aún enfrenta una discrepancia en el suministro a Estocolmo. Aunque la capacidad de generación de energía del país es considerable, la red que respalda la capital solo puede sostener aproximadamente 3.5 gigavatios.
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Esto se convierte en un problema durante los periodos de mayor demanda en los días más fríos del año y obstaculiza la integración de nuevas estaciones de metro, túneles de transporte y cargadores de vehículos eléctricos, así como la electrificación de puertos y ferries.
Cerrando la brecha energética
Para mitigar el déficit interino de energía, el gestor de la red local Ellevio AB aseguró un acuerdo de suministro de emergencia en 2019 con el operador de la planta Stockholm Exergi AB, tranquilizando las preocupaciones durante los días más fríos, sin embargo, la urgencia de actualizar la red sigue siendo palpable.
El ambicioso objetivo de la ciudad de convertirse completamente en libre de combustibles fósiles para 2040, cinco años antes de que se espere que la demanda aumente a más de un tercio de los niveles actuales, subraya la necesidad de una acción rápida.
Una llamada de atención
La fragilidad de la infraestructura existente se puso en primer plano el 26 de abril, cuando una combinación de error humano y equipo defectuoso causó un corte de energía que paralizó los servicios de tren y metro durante la hora pico de la mañana, dejando a decenas de miles de viajeros varados. Los semáforos fallaron y dos reactores nucleares cercanos tuvieron que ser apagados temporalmente.
Incluso, Elektra, la robusta máquina encargada del renacimiento de la red, no es inmune a la escasez de energía. En un frío día de invierno a principios de diciembre de 2021, la colosal perforadora, consumiendo electricidad equivalente a la de una pequeña ciudad, tuvo que detener sus operaciones durante aproximadamente cuatro horas mientras los residentes de Estocolmo aumentaban sus calefacciones.
Una visión ambiciosa toma forma
El impulso para renovar la red se puso en marcha hace casi dos décadas motivado por cortes de energía que afectaron al ‘hub’ tecnológico de Kista y las áreas residenciales al norte de la capital. Las propuestas iniciales para un cable submarino que rodeara el archipiélago de Estocolmo finalmente fueron descartadas debido a preocupaciones sobre el costo y la confiabilidad. Esto allanó el camino para el túnel subterráneo como la única opción viable.
Sin embargo, navegar por obstáculos legales y burocráticos resultó arduo y el plan solo recibió luz verde en 2017. Cuando esté completo, nueve cables a base de aluminio recorrerán las paredes del túnel facilitando la transferencia de electricidad de la red nacional a la red local.
Descendiendo al maravilloso subterráneo
Adentrarse en la entrada del túnel, oculta detrás de una subestación ocasionalmente alcanzada por bolas de golf desde un campo vecino revela la maravilla oculta debajo. Un pasaje sorprendentemente suave de cinco metros de ancho se abre camino a través de la tierra, ocasionalmente parchado con concreto donde es necesario. Las máquinas perforadoras de túneles, una adición relativamente novedosa al arsenal de ingeniería de Suecia, han reemplazado a la dinamita que antes dominaba.
En el techo del túnel, una cinta transporta diligentemente las rocas excavadas a la superficie destinadas a ser utilizadas en otros proyectos de infraestructura esenciales. Dentro del túnel, una sala de control alberga al personal que supervisa las operaciones, mientras que los trabajadores vistiendo equipo de protección amarillo y monos blancos llevan a cabo sus tareas diligentemente, sin verse afectados por las condiciones arduas.
Dentro de un cobertizo, los miembros del proyecto se reúnen para intercambiar notas y comparar el progreso. Este equipo multinacional de 60 personas, proveniente de varios países europeos, opera en un horario rotativo, trabajando en turnos de dos semanas hasta que su monumental misión llegue a su fin.
Para funcionarios y residentes por igual, esta visión representa una luz radiante al final del túnel. A través de la finalización del ambicioso proyecto de túneles y las mejoras posteriores en la red, Estocolmo avanzará hacia un futuro más verde y sostenible estableciendo un ejemplo inspirador para ciudades de todo el mundo.