A medida que nos tambaleamos al borde de una crisis climática que se agrava rápidamente, queda claro que el sector de la construcción, una industria tradicionalmente intensiva en recursos, debe reconsiderar sus paradigmas operativos y abrazar estratégicamente métodos y materiales ecológicos. La dura realidad es que las operaciones de construcción y edificación, en sus formas actuales contribuyen de manera alarmante a la huella de carbono global representando, aproximadamente, un tercio de las emisiones totales de carbono del mundo.
El cemento tiene una responsabilidad significativa y desproporcionada en esta carga ambiental. La producción de cemento por sí sola contribuye en un estimado del ocho por ciento de las emisiones de carbono globales resaltando la urgente necesidad de materiales de construcción alternativos.
La producción de acero también es un importante contribuyente a las preocupaciones medioambientales. Sus procesos de fabricación son no solo altamente intensivos en energía, sino que también emiten considerables emisiones de carbono, exacerbando la crisis climática.
Sin embargo, en medio de esta perspectiva sombría, emerge un rayo de esperanza: la madera.
La madera, a diferencia del cemento y el acero, es un material renovable obtenido directamente de la naturaleza. También tiene la capacidad única de actuar como un sumidero de carbono absorbiendo efectivamente dióxido de carbono de la atmósfera y almacenándolo. A medida que miramos hacia el futuro de la construcción sostenible, la madera podría desempeñar un papel importante en detener los efectos devastadores del cambio climático.
Un auge de la madera en Estados Unidos
Durante la década de 1990, ocurrió un desarrollo significativo en las industrias de la arquitectura y la construcción de Europa Central. Los constructores comenzaron a utilizar un material muy diferente a la madera convencional. Estos nuevos componentes se asemejaban a robustos “sándwiches” de madera con capas dispuestas y pegadas de tal manera que los granos se cruzaban en ángulos perpendiculares mejorando así su integridad estructural. Este material conocido como madera contralaminada o CLT,comenzó a destacar en edificios en toda Europa.
Pronto, el uso de CLT y materiales relacionados, como vigas y columnas laminadas encoladas, conocidos en conjunto como madera en masa se expandió a América del Norte. Si bien los arquitectos estaban entusiasmados con estos materiales, tanto ellos como el sector de la construcción enfrentaron una curva de aprendizaje en la implementación de este nuevo método de construcción.
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Algunas restricciones regulatorias en Estados Unidos, que prohibían estructuras de madera por encima de alturas específicas debido a riesgos de incendio (evidenciados por eventos históricos como el Gran Incendio de Chicago), representaron un obstáculo. Se hizo una excepción para una torre de apartamentos de 284 pies en Milwaukee, Wisconsin, que requirió de un permiso especial y, ahora, es el edificio de madera en masa más alto del mundo.
Una relajación en estas restricciones de código ocurrió hace varios años después de exhaustivas pruebas de seguridad. Este cambio coincidió con la aparición de numerosas metas ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) de empresas, estimulando así un aumento en la construcción de madera.
Como resultado, ha habido un aumento en propuestas de rascacielos de madera en todo el país. La cadena de supermercados Walmart está actualmente en proceso de construir lo que se dice que es el campus corporativo de madera en masa más grande del mundo que cubre 350 acres en Bentonville, Arkansas. Google también está involucrado en la construcción de edificios de madera en Sunnyvale, California.
Los datos recopilados por Wood Products Council, que monitorea proyectos de construcción de madera en Estados Unidos, confirman esta tendencia de crecimiento. El número de tales proyectos aumentó de 69 en 2013 a 755 a finales de 2022. Incluyendo proyectos aún en fase de diseño, el recuento total se proyecta actualmente en mil 677.
¿Cuáles son los beneficios ambientales de los edificios de madera?
La construcción en madera ofrece numerosos beneficios ecológicos. Si la popularidad de la madera en nuevas construcciones continúa creciendo a su ritmo actual, la industria podría reducir drásticamente su huella de carbono y marcar una gran diferencia en la reducción de las emisiones de carbono globales.
La elección de la madera para la construcción reduce las emisiones de carbono incorporado de un edificio (las emisiones de carbono producidas durante la creación de la estructura) porque no requiere tanta energía para producirse. No solo eso, sino que la madera es excelente para almacenar carbono, manteniéndolo encerrado dentro de este material y evitando que escape nuevamente a la atmósfera como dióxido de carbono.
Al implementar prácticas forestales inteligentes, podemos asegurarnos de que, por cada árbol cosechado se plante uno nuevo, manteniendo un ciclo continuo de árboles que capturan activamente dióxido de carbono de nuestra atmósfera. Esto aumenta nuestra capacidad de captura de carbono y contribuye a los esfuerzos ambientales sostenibles. Y si diseñamos nuestros edificios teniendo en cuenta su desmontaje y reciclaje de materiales al final de su vida útil, esa madera puede ser utilizada repetidamente.
La madera posee características inherentemente respetuosas con el medioambiente consolidando su posición como un recurso renovable de primera categoría, sin embargo, cuando se combina con productos de madera elaborados, las capacidades de captura de carbono de la madera alcanzan nuevas alturas maximizando su potencial como material sostenible y beneficioso para el medio ambiente.
La madera podría iniciar una nueva era de la construcción sostenible
Si bien la industria de la construcción ha sido históricamente una contribuyente significativa a la degradación del medioambiente, los tiempos están cambiando con la aparición de materiales como el CLT y otros productos de madera en masa. Sus credenciales medioambientales, especialmente en términos de almacenamiento de carbono y renovabilidad, los convierten no solo en una alternativa sino en una elección superior para un futuro más verde. Combinados con prácticas forestales sostenibles y diseños de edificios inteligentes que consideran la reutilización de materiales al final de su vida útil, la construcción en madera podría marcar una gran diferencia en la lucha contra la crisis climática.